jueves, 10 de mayo de 2012

Pensamiento del Día, 10-5-2012


«En contra de la idea de que la moda es un fenómeno consustancial a la vida humano-social, se la afirma como un proceso excepcional, inseparable del nacimiento y desarrollo del mundo moderno occidental. Durante decenas de milenios la vida colectiva se desarrolló sin culto a las fantasías y las novedades, sin la inestabilidad y la temporalidad efímera de la moda, lo que no quiere decir sin cambio ni curiosidad o gusto por las realidades de lo externo.»
 (Gilles LIPOVETSKY; Millau, Aveyron, Francia, 24 de septiembre de 1944. El imperio de lo efímero: 
La moda y su destino en las sociedades modernas, 1987.)
Nos hacen creer, las industrias, los medios de comunicación y hasta las amistades, que plegarse, al menos un poco, a la moda es “lo natural”, casi una condición esencial al desarrollo humano... Puro cuento etnocéntrico ligado al mito moderno del progreso.
Millones de personas en otro tiempo, millones de seres humanos del presente en otras “latitudes culturales”, gozan de las condiciones materiales de su vida, manifiestan un gusto selectivo por las cosas a su alcance, desarrollan una progresiva curiosidad por los elementos de su entorno, sin necesidad de someterse a un sistema que provoca procesos de obsolescencia artificial para rendir culto a la novedad efímera e intranscendente.
Es, pues, la modernidad de nuestra tradición occidental la que, asumiendo el capitalismo como sistema de producción y distribución de la vida material, desarrolla la necesidad intrínseca del tributo a la moda como expresión precisa y cotidiana de una necesidad más básica: sin el crecimiento sostenido que sólo posibilita la renovación continua de lo medios, recursos y productos, el sistema hace crisis (la hará cíclicamente). Y por eso mismo el capitalismo es depredador: cuando los recursos disponibles no permiten ya renovar, diversificar y extender las necesidades, vuelve la vista hacia las que estaban satisfechas en el margen del sistema... Y la salud y la educación, por ejemplo, se convierten en objetivos de negocio y una cuestión de moda: la vida se medicaliza y el aprendizaje se tecnifica utilitaristamente.
Nacho Fernández del Castro, 10 de Mayo de 2012

No hay comentarios:

Publicar un comentario