domingo, 28 de enero de 2018

EL CENTRO MUNICIPAL INTEGRADO DE EL LLANO ABRE, EL MARTES 30 DE ENERO, LA PROGRAMACIÓN DEL PRIMER SEMESTRE DE 2018 DE SU FORO DE FILOSOFÍA POPULAR CON UNA REFLEXIÓN FILOSÓFICA SOBRE LA OCULTACIÓN DE LO HUMANO AQUÍ Y AHORA (SOBRE LA “GUETIZACIÓN DE LO INMUNDO” BAJO EL IMPERIO DE LAS APARIENCIAS)

Resultado de imagen de El Roto- Vida en el túnel
El Centro Municipal Integrado de El Llano (c/ Río de Oro, 37- Gijón), en su sesión del mes de Enero-2018 (Martes, 30, a las 19’30 horas),  del Foro Filosófico Popular “Pensando aquí y ahora” abordará el tema «La filosofía ante la ocultación de lo humano aquí y ahora: Sobre la “guetización de lo inmundo” bajo el “imperio de las apariencias”?». La sesión se plantea como reflexión general y concreta que, partiendo de tantas evidencias del hecho de que el se humano es el único animal que huye de su cuerpo, tal y como muestra, por ejemplo, Santiago Alba Rico en su Ser o no ser (un cuerpo) –Barcelona, Seix Barral, 2017-… En efecto, una buena parte de las cosas que hacemos en nuestra vida van dirigidas al precario intento de huida de nuestro cuerpo mortal (desde las dietas hasta el inmersión, casi desesperada a veces, en la cosmética y la moda indumentaria; desde el intento de sobrecompensación en las diversas disciplinas de culto al cuerpo hasta el paroxismo de la gastronomía y la concepción de “lo saludable”;…), y por eso las envolvemos en una logomaquia entre metafísica y mística. La turbulenta adolescencia propia de la cultura occidental (tan distinta de la de otras culturas, como señalara ya en 1928 Margaret Mead en su Adolescencia, sexo y cultura en Samoa) nos hace conscientes de nuestro cuerpo, y “nos obliga a “contraerlo” como si de un mal incurable se tratase… Un mal con el que, en episodios más o menos agudos, contando con más o menos paliativos, tendremos que cargar ya toda la vida. Así que hemos creado sociedades (económicacamente desarrolladas y subdesarrollantes de las que no lo están) que gastan buena parte de su capital cultural en la creación de un imaginario de negación de la corporeidad como esencia humana.
Resultado de imagen de El Roto- Vida en la calle
Una ocultación que, ligada por el poder a las emociones derepugnancia y vergüenza, puede ser arteramente utilizada como elemento de exclusión social (desde un imaginario de lo límpido que los condena a lo imnuindo) y geográfica (desde procesos de guetización en suburbios marginales o centros urbanos degenerados) de colectivos que no participan de ella, que no participan de la huida de su cuerpo y sus excrecencias… Esto que, junto a sus proyecciones normativas en leyes es recogido desarrollado lúcidamente por Martha Nussbaum (El ocultamiento de lo humano: repugnancia, vergüenza y ley, 2004 –con edición castellana en Katz, 2006-), muestra que la repugnancia ha sido utilizada a lo largo de la historia como un poderoso instrumento al servicio de los esfuerzos sociales dirigidos a la exclusión de grupos y personas: nuestro impulso hacia la ruptura con nuestra condición corpórea (animal) es tan intenso que ya no nos basta con proscribir heces, cucarachas y animales rastreros o viscosos; necesitamos un grupo de humanos para unirnos contra ellos, un “otros” que demonizar, una alteridad que podamos cargar de perversiones y máculas para situarla en el límite entre lo humano y lo asimilable como vilmente animal… Y es que ha de ser posible pensar, incluso, en la repugnancia y el asco que puede llegar a provocarnos (véase la certera y prolija Anatomía del asco, 1997, que nos ofrece William Ian Miller –con edición castellana en Taurus, 1998-) para enfrentarnos al hecho de que buena parte de la historia de las ideas de estos últimos doscientos años se ha construido sobre la consagración de la idea de lo límpido como poderoso principio civilizatorio y garante de la consolidación de la modernidad frente a la barbarie. Así lo ha hecho desde un imaginario del higienismo en el que las excrecencias del cuerpo (materiales y simbólicas) constituyen el núcleo generador de prácticas condenadas por prejuicios y temores al secretismo y la ocultación…  Toda cultura, toda sociedad, todo pueblo a lo largo de la historia y en cualquier lugar del planeta se ha ocupado del cuerpo, de sus cuidados y conflictos relativos a la sexualidad, la manifestación de emociones,  la higiene, la moralidad, la dietética, la indumentaria o las diversas prácticas para su mantenimiento, pero lo ha hecho con la voluntad de generar un estado de cosas al servicio de esa instrumentalización normativa excluyente de grupos humanos, en una suerte (o desgracia) de orden desordenado que debe ser sometido a crítica… Porque, si dejamos de preguntar (y preguntarnos) por lo incuestionable, acabará por multiplicarse “lo que no admite cuestionamiento”… Y es así que el “pensar” y el “decir” no puede partir sino del asombrado interés por temas cotidianos capaces de despertar un legítimo y desinteresado amor a la verdad… ¿Puede, por ello, nestro pensar y saber mostrarse ajeno al déficit de satisfacción de las necesidades básicas de tantos seres humanos que malviven estigmatizados y repugnados en “lugares inmundos” –lugares a los que se condena también los “saberes residuales”, verdaderas excrecencias del pensamiento en un mundo gobernado por la límpida utilidad y el beneficio inmediato-?.
Resultado de imagen de El Roto- Filosofía y gastronomía Y es que, como señalaba el psicoanalista francés Dominique Laporte en su Historia de la mierda (1978 –edición en castellano en Pretextos, 1998-), «De la mierda no se habla. Pero ningún objeto, ni siquiera el sexo, ha dado tanto que hablar, y esto ha ocurrido siempre»… Y así sigue la cosa, porque sin un reconocimiento de la primacía del cuerpo (y sus excrecencias)  se hace imposible una sociedad en al que aún sea posible una atmósfera que permita que nos cuidemos unos a otros; que, frente al desarrollo mercantil del mito de la inmortalidad, sea capaz de valorar y acoger afectuosamente el nacimiento y la muerte…
Resultado de imagen de El Roto- por dónde empezar¿Debemos, por ejemplo, acatar una lengua, escrita y hablada, “higienizada por lo políticamente correcto” para evitar cualquier posible “contagio indeseable” por la presencia de lo inmundo?. Porque allí donde los cuerpos disciplinados hasta el disparate del bodybuilding se consideran “impecables”, la demonización de sus sudores, de lo excrementicio, de la basura, de lo sucio es un instrumento valioso para quienes pretenden controlar esos cuerpos y sus comportamientos… Fueron primero ideas como la de “pureza excelsa” las que,  coligándose con otras como las de “virginidad” o con la condición de “inmaculado” en la voluntad de instituciones “rectoras de cuerpos y almas” (como la Iglesia o la Escuela), convirtieron la idea de “mancha”, de “mácula”, en un núcleo trascendental de estigmatización que, al fundir en su deshonra a las “gentes anormales” con las “moralmente sucias”, hace aflorar el espacio, simbólico y real (pongamos, por ejemplo, el “gran encierro” foucaultiano), que reúne a “los inmundos corpóreos”, y, paradójicamente,  ese “lugar propicio a los que están fuera del mundo” (parafraseando el verso de Ángel González), en sus periferias (o en sus centros rotos, ocultos, invisibles para la normalidad higienizada), no puede ser otro que el lugar casi secreto (a ojos de la voz bien pensante que define y tiene ocasión para imponer esa normalidad) en el que se funden y confunden basuras, nativos, campesinos, emigrantes, clandestinos y desahuciados de todo tipo, desechos varios y todo tipo de residuos y excedentes… Son los límites de nuestras ciudades (internos, a veces) donde habitan nuestros peores temores de “ciudadanía normalizada”, de “seres de este mundo”. Por eso se sitúan barreras entre un “nosotros”, limpios urbanitas, y un “ellos”, habitantes de lo inmundo, apenas un velo que nos aporta un poco de seguridad y cierta confianza… Porque lo corpóreo debe ser condenado a la negación simbólica, al ocultamiento precario bajo las raídas alfombras sociales de lo inmundo. Pero, a fin de cuentas, la certeza más evidente de nuestra vida es que un día la perderemos, que en algún momento, antes de cien años, vamos a morir y que nuestro cuerpo corrupto desaparecerá en asqueroso y repugnante fango; es decir, el mero hecho de nuestra corporeidad  nos remite inexcusablemente a lo infame. Así que, como nuestro orgullo choca con su condición mortal y limitada por ese escatológicamente bíblico (con ecos de bolero de Los Panchos) “retorno al lodo”, en nuestra cotidianidad se suceden dudas e ilusiones en un ejercicio de humano (y filosófico) asombro que nos sitúa ante nuestra verdadera esencia; porque ha de ser esa conciencia de repugnancia y vergüenza inevitables la que nos permite superar el aséptico mito de “lo límpido” (que impone cosmovisiones en las que todo está claro, es perfectamente lógico y permanece “en el sitio que le corresponde”)... Para seguir interrogándonos, reevaluando nuestra relación con las cosas, reorganizando lo que nos rodea, matizando las convenciones y buscando puertos de amarre persuadidos de que siempre serán precarios. La duda, esa piedra angular de la modernidad cartesiana, sigue siendo, m´ñas allá de la pasión poética de Gabril Celaya (“La poesía es un arma cargada de futuro”, en Cantos íberos, 1955), nuestra verdadera “arma cargada de futuro” y, por ello, debemos preguntarnos (como decía Bakunin, «quien no duda, no avanza»): ¿seríamos mejores seres humanos si entramos en conflicto con las convenciones más establecidas que separan lo “normal” de lo “inmundo”?, ¿cabe exigir en todo lugar y tiempo que, más allá de correcciones políticas, la asunción de la propia corporeidad, infecta y escatológica, ha de ser punto de partida de cualquier acción política (a fin de cuentas, corporeizar el tópico agustiniano, «hombre [corpóreo] soy y nada de lo que es humano me es ajeno», sería ya un principio revolucionario)?.  Porque sin reconocer y valorar el propio cuerpo como esencia, ¿cómo recuperar un horizonte de cuidados comunes, cómo revalorizar el sentido del nacimiento y la muerte?.

Imagen relacionadaTodo ello será desarrollado por el propio coordinador del Foro, José Ignacio Fernández del Castro, que, como siempre, facilitará a las personas participantes un dossier con documentación sobre el tema abordado (incluyendo el guión de la sesión, recomendaciones bibliográficas y cinematográficas, e informaciones de interés). Tras su intervención (e, incluso, durante la misma) habrá un debate general entre todas las personas presentes. La sesión tendrá lugar en el Aula 3 de la Segunda Planta, con asistencia libre.
Resultado de imagen de Centro Municipal Integrado del Llano

viernes, 26 de enero de 2018

EL CENTRO MUNICIPAL INTEGRADO DEL LLANO RESCATA LA PROGRAMACIÓN DE DE SU CINE-FORUM “RECUPERANDO LA MEMORIA HISTÓRICA” EN EL PRIMER SEMESTRE DE 2018 CON EL NUEVO CICLO “EJERCICIOS DE ESTILO SOBRE EL DOLOR Y LA LOCURA”, QUE SE INICIARÁ CON LA PROYECCIÓN DE MI VIDA SIN MÍ (2003) DE ISABEL COIXET (29 DE ENERO)

Resultado de imagen de Mi vida sin mi
El Centro Municipal Integrado de El Llano (c/ Río de Oro, 37- Gijón), en la sesión del mes de Enero-2018 (Lunes, día 29, a las 19 horas) retoma su Cine-Forum “Recuperando la Memoria Histórica, con el Ciclo “Ejercicios de estilo sobre el dolor y la locura” (que ofrecerá muestras de algunos retratos que el cine español más independiente  ha ofrecido,  el lo que llevamos de milenio, bajo la mirada de Isabel Coixet, Pablo Malo, José Manuel González, Freddy Mas Franqueza, Fernando Franco y Carlos Vermut)… 
Resultado de imagen de Isabel CoixetEsta actividad organizada en colaboración con el Departamento de Proyectos Culturales de la FMCEyUP del Ayuntamiento de Gijón, arrancará con la proyección de Mi vida sin mí (España- Canadá, 2003) de Isabel COIXET I CASTILLO (Sant Adrià de Besós, Barcelona, 9 de Abril de 1960). El cuarto largometraje (segundo rodado en inglés, con My Life Without Me como título original y producción hispano-canadiense)  de la directora y publicista catalana supondría su primer gran éxito internacional y la consagración como principal voz femenina del cine independiente español… 
Imagen relacionada
En él nos cuenta la peripecia de Ann (Sarah Polley), que, a sus veintitrés años tira como puede de la vida fregando los suelos de una Universidad, mientras vive en un tráiler en los suburbios junto a un marido, Don (Scott Speedman), que pasa más tiempo desempleado que trabajando pero la quiere, y dos preciosas hijas, Penny (Jessica Amlee) y Patsy (Kenya Jo Kennedy)… También están una madre pesimista (Deborah Harry) que odia al mundo y un padre ausente Alfred Molina) porque lleva diez años en la cárcel… Así cuando el Dr. Thompson (Julian Richings) descubre que padece un cáncer de pronóstico letal, decide ocultarlo y elabora una lista de las cosas que tiene que hacer antes de morir para no dejar a nadie en la estacada… Y eso implica a todo lo que la rodea: la simpatía melancólica de Laurie (Amanda Plummer), el obsesivo vacío vital de su peluquera (María Medeiros) o el silencio taciturno de Lee (Mark Ruffalo) que romperá románticamente para que sepa que la vida, incluso breve, vale la pena. Y hasta elegirá a su vecina Ann (Leonor Watling) para sustituirla, sin cambiar el nombre, como esposa y madre…
Resultado de imagen de Mi vida sin miDrama romántico sobre el modo de enfrentar la propia muerte, My Life Without Me convierte su guión (escrito en inglés por la propia directora en adaptación libérrima del relato breve “Pretending the bed is a raft” publicado en 1997 por Nanci Kincaid en el el libro del mismo título) se convierte, paradójicamente, en un catártico subidón de vitalismo, un sensual canto a la vida lleno de chocante integridad que va penetrando nuestros poros desde esa singular mirada de una Sarah Polley plasmada en imágenes de primorosa pulcritud (desde los horizontes dilatados hasta difuminarse hasta los reiterados primeros planos y los encuadres casi líricos con los que se nos acercan los personajes) oportunamente aderezadas por la banda sonora de Alfonso de Vilallonga. Se trata pues del relato intimista de un despertar a la vida ante la seguridad de la muerte; porque, hasta entonces, todo había sido muy complicado, todo había sucedido de forma atropellada en el día a día de una madre adolescente y currante precoz ajena a cualquier resquicio que permitiese construir tiempos y espacios propios para pensar el mundo… Por eso su cosmovisión y la de su propia ubicación en la realidad se transforman radical e instantáneamente ante la gran situación límite, y la “muerte a plazo fijo” la torna más viva acercando su perspectiva de las cosas a la del trovador más inspirado por lo que ve y siente, mansa lluvia o nostálgico sol declinante, que por "todos esos libros" que ve cada día en su trabajo pero nunca ha leído ni podrá ya leer. Ann siente ahora el mundo transformarse a su alrededor y goza, con dilatadas pupilas, sus manifestaciones de fugaz hermosura… Porque, a fin de cuentas, para la mirada atenta y dispuesta a dejarse sorprender todo resulta prístino, todo puede esfumarse en cualquier instante. Con nuevo afán peripatético pulula por las calles entre la muchedumbre, reflexiona casi en voz alta, se sorprende ante la oferta de placeres que la sociedad de consumo sitúa en los escaparates, alucina visualizando una “clientela bailonga” en pleno musical consumista en un centro comercial (“nadie es infeliz en un supermercado: todos estos productos están aquí para seducirnos y  alejarnos de la muerte”)… Acaso, la propuesta de Coixet no es redonda ni perfecta, pero su degustación deja huella en nuestra mirada, porque su ritmo es el adecuado para permitirnos percibir la vida en todos sus matices, ilusionados y mustios, en una serena “ceremonia del adiós” líricamente naturalista, sutilmente sensible. Una bocanada de oxígeno para impulsar nuestra capacidad de supervivencia en la viciada atmósfera de este mundo... 
Resultado de imagen de Mi vida sin mi
Por todo ello recibió el favor de las audiencias y la crítica internacionales, patente en un buen número de reconocimientos como el Premio de la Asociación de Cines de Arte y Ensayo de Alemania en el Festival Internacional de Cine de Berlín-Berlinale 2003, con nominación al Oso de Oro a la Mejor Película;  los Premios Goya 2004, de la Academia del Cine española, al Mejor Guión Adaptado (Isabel Coixet) y la Mejor Canción Original (“Humans Like You” de Chop Suey), con nominaciones como Mejor Película, Mejor Dirección y Mejor Actriz Protagonista; el Premio Canadian a la Mejor Película Canadiense en el Festival Internacional de Cine Atlántico-FIN de Halifax 2003; el Premio Ola de Oro al Mejor Actor (Scott Speedman) en el Festival de Cine Femenino de Burdeos 2003; los Premios Barcelona Film 2004 a la Mejor Película y la Mejor Dirección; el Premio Butaca 2003 a la Mejor Película Catalana; el Premio Chlotrudis 2004 a la Mejor Actriz (Sarah Polley), con nominación al Mejor Actor de Reparto (Mark Ruffalo); los Premios del Círculo de Escritores Cinematográficos de España 2004 al Mejor Guión Adaptado y a la Mejor Actriz Secundaria (Leonor Watling), con otras cinco nominaciones; el Premio Genie 2004 a la Mejor Actriz Protagonista (Sarah Polley); el Premio Leo 2004 al Mejor Montaje (Lisa Robison); el Premio Sant Jordi 2004 a la Mejor Película Española; el Premio de la Unión de Actores de España 2004 a la Mejor Actriz de Reparto (Leonor Watling); el Premio del Círculo de Críticos Cinematográficos de Vancouver 2004 a la Mejor Actriz en Película Canadiense (Sarah Polley); y el Premio Nacional de Cine y Audiovisual de Cataluña 2004;  junto a otras cinco nominaciones, entre ellas las de Mejor Película y Mejor Dirección en los Premios del Cine Europeo 2004.

Imagen relacionadaComo siempre, se proporcionará a las personas asistentes documentación sobre la producción proyectada (Ficha técnica y artística, carteles, biografía de la directora, sinopsis, y comentarios histórico, ético-político y cinematográfico) realizada por el coordinador del Cine-Forum (José Ignacio Fernández del Castro); para, tras la proyección, desarrollar un pequeño coloquio. La sesión se celebrará en el Salón de Actos (Planta Baja) con asistencia libre. Resulta importante señalar la necesidad de acudir puntualmente a la hora fijada, pues, para evitar ruidos que interfieran la proyección, una vez iniciada la misma, se cerrarán las puertas de acceso a  la sala.
Resultado de imagen de Centro Municipal Integrado de El Llano