El Centro Municipal Integrado de El Llano (c/ Río de Oro, 37-
Gijón), en la sesión del mes de Noviembre-2018 (Lunes,
día 26, a las 19 horas) da continuidad a su Cine-Forum “Recuperando la Memoria Histórica”,
siguiendo con el Ciclo “Filmábamos ayer…:
Juan Antonio Bardem, Ladislao Vadja, Edgar Neville, Fernando Fernán gómez” (que
hará una cala en lo mejor -y más
olvidado- del cine clásico español de grandes directores ya fallecidos)…
Esta actividad, organizada en
colaboración con elDepartamento de
Proyectos Culturales de la FMCEyUP del Ayuntamiento de
Gijón, aborda ahora la proyección de La ironía del dinero (España- Francia, 1957) de Edgar NEVILLE ROMRÉE (Madrid,
28 de Diciembre de 1899- 23 de Abril de 1967) de Guy André LEFRANC (París,
21 de Octubre de 1919- Saint-Germain-en-Laye,
Yvelines, Francia, 1 de Febrero de 1994). Ya con notable experiencia y
virtuosismo, el vigésimo noveno largometraje de este polifacético director (fue
también escritor, dramaturgo y pintor) de noble linaje (sería el IV Conde de
Berlanga de Duero, por herencia materna) y supuesta adscripción franquista (que
lo situaría en el cuerpo diplomático en Estados Unidos, lo que aprovecharía
para sumergirse en el Hollywood más progresista) sería una coproducción con
Francia en la que Lefranc asumiría la dirección de una de las historias, la que
se desarrolla en París… Y volvería a
mostrar su talento a la altura de los más grandes cineastas españoles (injustamente preterido, sin duda, por su
condición, ajena por cierto a su obra, tan avanzada en lo formal como en su
mensaje)…
Porque en ella se nos cuentan cuatro peripecias (más un bello epílogo
del narrador, Pedro Ponce) derivadas del casual hallazgo de una cartera con mucho dinero
por diversos personajes en distintas ciudades: en el primer episodio (“Sevilla”) nos encontramos con Frasquito
(Fernando Fernán Gómez), un
limpiabotas sevillano tan vago que no come cangrejos por ahorrarse el tener que
pelarlos; en el segundo (“Francia”)
Margot (Jacqueline Plessis) es una casquivanaquiosquera
parisina vivirá una historia muy negra con ferroviario (Philippe Lemaire) y su marido, cantinero de la estación (), de por
medio; en el tercero (“Salamanca”) Estefaldina
(Irene Caba Alba) es la autoritaria
ama de casa salmantina con una forma muy curiosa de gestionar el escaso dinero que
Sebastián (Antonio Vico) gana como
modesto funcionario oficinista; y en el cuarto (“Toros”) un joven campesino conquense (Antonio Casal) viaja a Madrid para hacerse torero, como “Hambrientito
de Cuenca”, y debutar a Las Ventas, donde un apoderado (Rafael Alonso) soborna al respetable para que aclame con
entusiasmo a sus diestros…
Comedia costumbrista, La
ironía del dinero no deja de traslucir un fondo negro y hasta amargo al proponer una reflexión bienhumorada sobre
las claves de la avaricia… Y lo hace con indudable osadía para su tiempo,
pródiga en matices en su crítica de los convencionalismos sociales a través de
una pléyade de personajes magníficamente interpretados por un reparto espléndido
en su entrañable cercanía capaz de bañar nuestra mirada con paradójica y tierna
humanidad llena de entusiastas buenas intenciones. Cierto que la indagación
sobre cómo cambia la vida de las
personas cuando el azar las pone ante una pequeña fortuna resulta un tanto desigual,
sobre todo por un episodio francés más negro
que cómico (aunque con un desenlace
francamente ingenioso), que contrasta con la pequeña obra maestra que, en medio de un impresionante duelo
interpretativo, constituye “Salamanca”
o con el refinado y divertidísimo costumbrismo
de “Sevilla” o “Toros” (con escenas tan hilarantes como la de la madre que pasa a
su niña al vecino de asiento para poder aplaudir, tránsito que continuará por
toda la fila hasta que retorna al regazo materno, ¡a la vez que una estilosa dama
francesa lo reproduce con su perrito!)… Pero, en el conjunto, hay además
valores metacinematográficos añadidos como documento de una época, como un
traslado temporal, ¡más de sesenta años atrás a través de planos espléndidos!,
a las calles y plazas, los paisajes y los paisanajes, de ciudades para la
nostalgia: la Real Fábrica de Tabacos, el Pabellón de Portugal de la Exposición
Iberoamericana de 1929, la Torre del Oro o la Giralda en Sevilla; la Fachada de la Universidad, la Plaza Mayor,
la Catedral o el Convento de San Esteban en Salamanca; el recorrido por la
cultura castiza y picaresca de bares y cosos taurinos en Madrid; o, incluso, la
presencia de elementos desconocidos en la España de la época, como la cocaína,
en París…
Pequeño manifiesto, pues, sobre las flaquezas de condición humana
ante el “vil metal”, la propuesta es tan insólita en las pantallas de la época
que desconcertaría a la crítica y al público. Y mostraría, una vez más, a Edgar
Neville como un realizador peculiar y diferente, hacedor de un cine claro pero
nunca pedestre, ilustrado aunque jamás pretencioso, risueño sin ser en ningún
caso banal, reflexivo pero nunca cargante, lleno de inteligencia sin
arrogancias, costumbrista y pintoresco sin caer jamás en la caspossidad populachera.
Como
siempre, se proporcionará a las personas asistentes documentación sobre la
producción proyectada (Ficha técnica y artística, carteles, biografía del
director, sinopsis, y comentarios histórico, ético-político y cinematográfico)
realizada por el coordinador del Cine-Forum (José Ignacio Fernández del
Castro); para, tras la proyección, desarrollar un pequeño coloquio.
La
sesión se celebrará en el Salón de
Actos (Planta Baja) con asistencia libre. Resulta importante señalar
la necesidad de acudir puntualmente a la hora fijada, pues, para evitar ruidos
que interfieran la proyección, una vez iniciada la misma, se cerrarán las
puertas de acceso a la sala.
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