sábado, 27 de octubre de 2018

EL CENTRO MUNICIPAL INTEGRADO DEL LLANO CONTINÚA LA PROGRAMACIÓN DE DE SU CINE-FORUM “RECUPERANDO LA MEMORIA HISTÓRICA” EN EL TERCER CUATRIMESTRE DE 2018 (CICLO “FILMÁBAMOS AYER…”) CON LA PROYECCIÓN DE MI TÍO JACINTO (1956) DE LADISLAO VAJDA (29 DE OCTUBRE)

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El Centro Municipal Integrado de El Llano (c/ Río de Oro, 37- Gijón), en la sesión del mes de Octubre-2018 (Lunes, día 29, a las 19 horas) da continuidad a su Cine-Forum “Recuperando la Memoria Histórica, con el Ciclo “Filmábamos ayer…: Juan Antonio Bardem, Ladislao Vadja, Edgar Neville, Fernando Fernán gómez” (que hará una cala en lo mejor -y más olvidado- del cine clásico español de grandes directores ya fallecidos)… 
Ladislao VajdaEsta actividad, organizada en colaboración con el Departamento de Proyectos Culturales de la FMCEyUP del Ayuntamiento de Gijón, sigue con la proyección de Mi tío Jacinto (España- Italia, 1956) de Ladislao VAJDA (Budapest, Imperio Austrohúngaro, 18 de Agosto de 1906- Barcelona, España, 25 de Marzo de 1965). Película generalmente considerada la obra maestra absoluta de uno de los grandes clásicos del cine español y europeo que, rodando en nuestro país, Hungría, Portugal, Italia o Inglaterra, contribuyó a renovar felizmente el devastado panorama cinematográfico español de los años cuarenta y cincuenta; con técnica fuertemente expresionista, ahondando en la tradición de Fritz Lang o William Dieterla,  Mi tío Jacinto consagra una suerte de tenebrismo pictórico, presente al menos desde Marcelino Pan y Vino (1954) que da a su mirada un enfoque neorrealista de gran eficacia emocional… 
Imagen relacionadaPorque en ella se nos cuenta la peripecia de Pepote, un huérfano de siete años, que malvive con su tío Jacinto en los límites chabolistas  de Madrid. Pepote adora a Jacinto, aunque éste,  extorero con más frustraciones que orejas, sea un borrachín sin oficio ni beneficio; así que se cuidan mutuamente y afrontan su cotidianidad indigente con cierto ingenio, vendiendo el tabaco residual de las colillas que recogen, ejerciendo de recaderos o llevando adelante precarios negocios fruto de las agudas ocurrencias del niño… Y, cuando una buena mañana Jacinto recibe una carta ofreciéndole participar esa misma noche en una charlotada a cambio de ¡1500 pesetas!, un verdadero capital en esa España postbélica, no dispone de las 300 pesetas necesarias para alquilar un traje de luces. Con apenas un día para conseguir ese dinero, acabarán por meterse incluso en estafas, pese a la permanente voluntad de Jacinto de mantener a Pepote ajeno al delito… Por ello, carecen de toda pericia en el timo y acabarán en una comisaría, perdiendo hasta los relojes falsos en los que habían gastado sus mínimos ahorros y a punto de que las autoridades quiten a Jacinto la custodia del niño. Ya con la noche casi encima, la desesperación lleva al viejo a aceptar la descarga de los pesados sacos de un camión a cambio de las dichosas 300 pesetas, pero, cuando cae agotado en medio de la tarea y todo parece ya perdido, serán las lágrimas  y el candor de Pepote los que logren que el sastre les compadezca y les preste el traje para torear… Los dos, junto a un custodio del traje, llegarán a la plaza de las Ventas bajo la ilusión de Jacinto por triunfar para redimirse ante su sobrino querido. Pero la lluvia inclemente  arruinará su actuación y, derrotado, saldrá de la plaza sin saber cómo afrontar la decepción en el rostro de Pepote. Pero éste no ha sido testigo de fracaso alguno, al haberse marchado de la plaza cuando empezó a llover, y, ante sus preguntas, Jacinto mentirá presumiendo de pases y estocadas inverosímiles… Las risas jalonarán, pues, junto a las imaginarias gestas toreras, su feliz regreso a casa.
Resultado de imagen de Mi tío JacintoEjemplo eminente de la adaptación del neorrealismo italiano a España (junto a los Berlanga, Bardem o Marco Ferreri de este tiempo), en Mi tío Jacinto encontramos reminiscencias temáticas y formales evidentes del Ladrón De Bicicletas (1948) de Vittorio De Sica: una pareja de adulto y niño emparentados (tío y sobrino aquí, padre e hijo allí) que, en un contexto material y moralmente miserable, deben ingeniárselas para buscarse la vida, con “objeto fetiche” (traje de luces aquí, bicicleta allí)  de por medio… Pero, más allá de las analogías estructurales, ambas son verdaderas obras maestras dignas de constante revisión. La historia de la que nos ocupa se muestra desde la mirada, tan inocente como despierta, de un niño, Pepote (Pablito Calvo), y adquiere matices poéticamente melancólicos (que pueden derivar en ocasiones hacia una épica trágica, como en la charlotada final bajo la lluvia) capaces de teñir de sensibilidad exquisita incluso la sucesión de escenas donde la picaresca y el costumbrismo retratan paisajes y personajes del menesteroso Madrid de los años autárquicos (incluyendo timos llenos de audaz caradura, como el de la modificación de la Guía Telefónica  para colocar a un primo un Murillo de pega con la supuesta garantía, vía telefónica, del mismísimo director del Museo del Prado). Película, pues, excelsa y cima del genio de Ladislao Vajda, Mi tío Jacinto nos pasea sin rodeos de la durísima supervivencia (hablar de “vida” sería, tal vez, excesivo)  de una época oscura de España. Y lo hace, sin embargo, con regusto ásperamente tierno al que sirven con pericia la fotografía en blanco y negro de Heinrich Gärtner, la cuidada ambientación y decorados de Antonio Simont, o las excelentes interpretaciones de un niño Pablito Calvo en estado de gracia perfectamente replicada por un Antonio Vico fuera de su “zona de confort” cómica, y un eficaz elenco secundario (en el que aparecen el gran Pepe Isbert como falsificador de relojes, un joven Gila timador que utiliza como compinche a Top, Joaquín Portillo, por entonces pareja cómica de Tip, Luís Sánchez Polack, que aquí ejercía de dependiente/custodio de la sastrería,…). Magistralmente armonizados por la brillante destreza del director de origen austrohúngaro… Todo ello la sitúa entre las mejores películas españolas de la historia y, ya en su momento, le valió el Premio “Oso de Plata” del Público en su estreno mundial en el Festival Internacional de Cine de Berlín 1956; el Premio Fotogramas de Plata 1956 al Mejor Intérprete de Cine Español (Pablito Calvo); el Premio a la Mejor Fotografía 1956 (Heinrich Gärtner) del Sindicato Nacional del Espectáculo de España; o la Medalla a los Mejores Decorados 1956 (Antonio Simont) del Círculo de Escritores Cinematográficos de España.
Imagen relacionadaComo siempre, se proporcionará a las personas asistentes documentación sobre la producción proyectada (Ficha técnica y artística, carteles, biografía del director, sinopsis, y comentarios histórico, ético-político y cinematográfico) realizada por el coordinador del Cine-Forum (José Ignacio Fernández del Castro); para, tras la proyección, desarrollar un pequeño coloquio. 
Resultado de imagen de Mi tío JacintoLa sesión se celebrará en el Salón de Actos (Planta Baja) con asistencia libre. Resulta importante señalar la necesidad de acudir puntualmente a la hora fijada, pues, para evitar ruidos que interfieran la proyección, una vez iniciada la misma, se cerrarán las puertas de acceso a  la sala.

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