El
Centro Municipal Integrado de El Llano (c/ Río de Oro, 37- Gijón), en
este mes de Abril-2017
(Miércoles, día 19, a las 19 horas) da continuidad a la Programación del Primer Semestre 2017 de su Cine-Forum “Imágenes para Pensar”,
una propuesta mensual de audiovisuales (desde películas de ficción a
documentales, pasando por reportajes televisivos) relacionados con los temas
que se desarrollan en el Foro Filosófico
Popular “Pensando Aquí y Ahora” correspondiente, y que habrán de servir tanto para ilustrar y animar el debate de
los participantes en éste como para desbordar la experiencia subjetiva de
tantas personas cinéfilas dispuestas a contrastarla en un fructífero diálogo…
En esta ocasión, se proyectará la película
Jugando en los campos del Señor
(Estados
Unidos- Brasil, 1991) de Héctor
Eduardo BABENCO (Mar del Plata, Buenos Aires, Argentina, 7 de Febrero de 1946-
São Paulo, Brasil, 13 de Julio de 2016)...
El segundo (y
último) largometraje inequívocamente norteamericano (tras su debut con Ironweed
-Tallo de Hierro-, 1987, facilitado por el éxito internacional de Kiss of the Spider Woman –El beso de la mujer araña-,
1985, que adaptara la novela homónima de Manuel Puig) que era el sexto en la
carrera de este prestigioso realizador brasileño de origen judeoargentino, radicalizaría
su indagación incómoda sobre lo mejor y
lo peor del ser humano.
Y lo haría, con una compleja historia de neocolonialismo material y
espiritual, la del esfuerzo misionero protestante de Martin Quarrier
(Aidan Quinn) y su esposa Hazel (Kathy Bates), misioneros protestantes
que, armados con un fundamentalismo tan ingenuo como pueblerino, llegan en los
años ochenta a lo más profundo de la selva amazónica dispuestos a “evangelizar”
a los indios niaruna después de que
los católicos hubiesen fracasado en el intento (resultando asesinados buena
parte de los “evangelizadores”)... Su incierta y apartada misión está dirigida por
altivo Leslie Huben (John Lithgow), siempre
más preocupado por la ·competencia espiritual” con los católicos en aras de su
propia promoción que por la salvación de las almas indígenas. Hazel se siente
aterrada ante los nairuna mientras
Martin vive un curioso deslumbramiento fruto de una suerte de ilusión etnológica. Pero otros
intereses, muy materiales y políticamente alentados, impondrán pronto la presencia
de dos mercenarios sin grandes escrúpulos, el piloto sioux estadounidense Lewis Moon (Tom
Berenger), enseguida “divinizado” por los nairuna al frente de los que se pone (con siniestros propósitos
sólo matizados por la mutua atracción que surge con la hermosa y joven esposa
del pastor Huben, Andy –Daryl Hannah-),
y Wolf (Tom Waits) llegan en misión
depredadora para acabar con la tribu según el plan de las autoridades militares…
Así que la maraña de intenciones oscuras que se cruzan mientras las culturas y las formas de vida van chocando, en medio de
transmisiones de “enfermedades blancas” (tan comunes como la gripe, para las que los indios no tienen
defensas) o la aparición de los primeros bulldozers
“civilizatorios”, sólo parecen ya anticipar un desastre natural (por acción humana) de proporciones apocalípticas que
se llevará por delante la parte más débil (la propia existencia de la tribu, la
ingenuidad de Martin, la cordura de su esposa Hazel,…), pero también, en buena
medida, las mismísimas ambiciones personales de todos a favor de los intereses
del neocolonialismo salvaje que pone políticos y ejércitos corruptos al
servicio de las grandes multinacionales.
Áspero drama civilizatorio realizado con afán de superproducción (gran reparto de relumbrón, grandes escenarios, gran metraje) At Play in the Fields of the Lord aborda (adaptando la novela homónima de Peter Mathiessen, publicada en 1965, a través del guión del gran colaborador de Luís Buñuel, Jean-Claude Carrière, y el propio director) cuestiones que, a lo largo de la historia, han provocado millones de muertos y destrucción de miles de culturas: el colonialismo material y espiritual que trata de imponer formas de vida y apoderarse de la naturaleza… La película se desarrolla en una Amazonía (rodada en la venezolana) tan mágica como oscura, casi secreta y llena de verdades divergentes de la realidad oficial. En ella, personas con motivaciones y expectativas muy diversas “juegan a ser como pequeños dioses imponiendo su voluntad en los campos del Señor”, idea siempre presente, desde el mismo título, y que explicita Lewis Moon/ Tom Berenger cuando le preguntan por su ubicación mientras sobrevuela el paisaje donde todo transcurre. En cualquier caso, la película, digámoslo ya, ha sido injustamente preterida, porque, renunciando a todo amaño u oropel, con un desarrollo lineal bajo un color sin gran brillo para facilitar una distancia irónica (cercana al cinismo en ocasiones) totalmente ajena a cualquier licencia visual, nos va desgranando lo peor del ser humano para incomodar nuestra mirada. Y lo hace durante mucho tiempo (más de tres horas) a partir de un buen guión lleno de diálogos ágiles y afilados, bien servidos por correctísimas intérpretaciones apoyadas por el eficaz trabajo de Babenco tras la cámara para envolverlo todo con la irrenunciable música de Zbigniew Preisner (que ya contribuyera a hacer grande a Krzysztof Kieślowski) y en la fotografía, adecuadísima a las intenciones del mensaje, de Lauro Escorel… Cierto es que el gran metraje, junto a ciertos problemas de estructuración narrativa, derivará alguna discontinuidad en el ritmo, o que la ambición de abarcar temas tan enormes como el colonialismo capitalista, la religión, el choque de culturas, el desprecio de la naturaleza, etc. a ciertos ardides para ahorrar desarrollo a la trama, pero la valentía y honestidad del grito contra las intervenciones en medios naturales y culturales de quienes, erigiéndose en salvadores (casi siempre para ocultar su verdadera condición de conquistadores), arremeten contra paisajes y paisanajes bien lo compensa.
La relativa desconsideración con la que fue recibida (aceptable respuesta en taquilla con tibia recepción crítica) supuso algún reconocimiento como el Premio LAFCA 1991, de la Asociación de Críticos de Cine de Los Ángeles, a la Mejor Música (Zbigniew Preisner); o las nominaciones al Premio USC Scripter 1992 al Guión (Jean-Claude Carrière, Héctor Babenco y Peter Mathiessen), de la University of Southern California; o al Globo de Oro 1992, de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood (HFPA), a la Mejor Banda Sonora Original (Zbigniew Preisner).
Se proporcionará a las personas asistentes
documentación sobre la película proyectada (Ficha técnica y artística,
carteles, biografía del director, sinopsis, y comentarios histórico,
ético-político y cinematográfico) realizada por el coordinador del Cine-Forum (José
Ignacio Fernández del Castro)... La proyección está vinculada con la sesión
del Foro Filosófico Popular “Pensando
Aquí y Ahora” dedicada a «La Filosofía
ante un planeta amenazado aquí y ahora: ¿Quién escucha la voz de la Madre
Tierra?» (Martes, 25
de Abril de 2017), y tendrá lugar en el Salón de Actos (Planta
Baja) con asistencia totalmente libre (no necesariamente vinculada a la
participación en el Foro Filosófico citado).
Resulta importante
señalar la necesidad de acudir puntualmente a la hora fijada, pues, para evitar
ruidos que interfieran la proyección, una vez iniciada la misma, se cerrarán
las puertas de acceso a la sala. Además
la larga duración de la proyección (tres horas y seis minutos) exigirá un
inicio extremadamente puntual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario