

El Centro Municipal Integrado de El Llano (c/ Río de Oro,
37- Gijón), en la sesión del mes de Noviembre-2015
(Lunes, día 23, a las 19 horas) de su Cine-Forum “Recuperando
la Memoria Histórica”, como continuación de la tercera parte de su Ciclo “Saldando
deudas del Foro” (que recogerá películas de directores que, por distintos
motivos, acumulan méritos para figurar en la mejor historia del cine español y,
sin embargo, no habían sido todavía abordados en los doce años de existencia de
este Cine-forum), presentará la obra Canciones para después de una guerra (1971), de Basilio
MARTÍN PATINO (Lumbrales, Salamanca 29 de Octubre de 1930)... Uno
de los cineastas más inclasificables y veteranos del cine español,
tremendamente atraído durante toda su larga trayectoria por la no ficción, lo que le llevará a la
construcción de algunos de los mejores falsos
documentales de la historia del género (como La seducción del caos,
1991, sobre las interesadas representaciones que de la realidad hacen los
medios, o Casas Viejas: El grito del sur, 1996, sobre la matanza con la
que las “fuerzas del orden” republicanas abortaron la rebelión campesina de
aliento libertario en ese pequeño pueblo gaditano en 1933) a la vez que
mantiene un intenso interés por la evolución de la tecnología audiovisual
(desde los primitivos zoótropos y linternas mágicas, de los cuales tiene una
colección depositada en la Filmoteca de
Castilla y León, hasta la modernos recursos digitales) para seguir aplicándolos
con inequívoca voluntad experimental
para dar cuenta, por ejemplo, del grito ciudadano en las plazas del 15M en Libre te quiero, 2012), nos sitúa aquí,
precisamente, ante el eminente inicio de su trilogía
documental básica como retrato del franquismo
(que completarían Queridísimos verdugos, 1973, y Caudillo, 1974, todas
ellas producidas clandestinamente y estrenadas en España sólo tras la muerte
del dictador…
El documental comienza
presentando imágenes de las tropas nacionales entrando en el Madrid del final
de la Guerra Civil mientras suena la popular canción “Ya hemos pasado” (burlesca respuesta al lema republicano del “¡No pasarán!” que, lanzado por La Pasionaria, recorriera los rincones, trincheras y parapetos
resistentes de la capital). Pero pronto se dará cuenta nuestra atención de que,
lejos de cualquier atisbo de exaltación patriótica franquista, las imágenes de
archivo “oficiales” (pertenecientes, en su mayoría, al NO-DO utilizado como vehículo de propaganda por los vencedores se
van entrelazando con las canciones más integradas en el imaginario impuesto por
su “orden establecido” para, casi por arte de magia, decantar una suerte de contranarrativa del discurso oficial que, utilizando sus propios elementos, nos va alejando
de la más mínima simpatía hacia esos soldados que, brazo en alto, saludan
eufóricos a la cámara… Y despierta un rechazo que pone nuestra mirada al borde
del llanto mediante el sortilegio de un sutil montaje de imágenes envueltas en
canciones que, en la sucesión de un tempo idóneo, cambian su significado y su
sentido hasta tornarse en crítica irónica de la dictadura o sus delirios
autárquicos: una insobornable pedorreta a los “tiempos de paz” (paz de los cementerios) impuestos y ufanamente
publicitados por la dictadura. Porque en un rápido deambular por las imágenes
de los años 40, 50 y 60, se va pasando de los rostros alegres por la entrada en
Madrid a toparnos con el reciente Generalísimo con Hitler y Mussolini, con las tropas
españolas que parten al frente ruso en apoyo del nazismo, con colas del hambre y
el racionamiento sobre las que suenan sones publicitarios de comida (sí, ya se
sabe, “Yo soy aquel negrito, del África
tropical…”), mientras van desapareciendo imágenes de los dos colegas
fascistas que ya no son tan convenientes, porque Eisenhower se convertirá en el
nuevo amigoy protector... Así que imágenes y música siguen entrelazándose para
complementarse unas veces, para contrastarse en cruel ironía otras mientras se
nos muestra una situación y entendemos una realidad muy distinta. O sea, la historia extraoficial contada a través
de los materiales oficiales, las bendecidas imágenes del No-Do y las canciones
más santificadas por el régimen, reeditados de forma clandestina en el año 1971.
La censura, cogida en principio al descuido por la procedencia de los
materiales, para cebarse luego hasta imponerle veintisiete cortes hasta
convertirlo en un mediometraje y
llegar, por arte y parte del entonces Presidente del Gobierno Carrero Blanco, a
la prohibición total (intentando, incluso, secuestrar el negativo, que fue salvado
al esconderlo en el último momento, y pudo ser estrenado en 1976, tras la
muerte del dictador).
Épico
proyecto, de búsqueda y selección del material de archivo, Canciones para después de una
guerra se constituye, pues, en un retrato tan inexorable como
emocional, tan riguroso como travieso de la posguerra española... Y lo hace
desde una propuesta valiente y original que busca la complicidad de nuestra
mirada en ese juego de ritmos, imágenes y sones (una suerte de amalgama de
simbolismos aparentemente ingenuos vinculados al imaginario popular de los cantares vecinales o de exaltación
patria, devotos o de barra de bar, escolares o publicitarios, que se van
entrelazando con las huellas vestigiales del hambre, , del miedo, de la
tristeza más desolada) capaz de provocar sutiles asociaciones de ideas más allá
de los fáciles recursos a convenciones argumentales… Reflejo, en fin, de la más
que paradójica urgencia por cantar para
sobrevivir, la propuesta de Basilio Martín Patino se torna en un espectáculo
osado e inaudito, libertario y divergente de todo canon académico, industrial,
político y estético; un grito memorable cuya prohibición durante años no pudo
evitar que gentes de toda edad y condición se viesen sacudidos por esta muestra
del revés de nuestra guerra, que devela ante nuestros ojos lo que quedó
después… Los restos del naufragio que es toda guerra.
Como siempre, se
proporcionará a las personas participantes documentación sobre la obra
proyectada (Ficha técnica y artística, carteles, biografía del director,
sinopsis, y comentarios histórico, ético-político y cinematográfico) realizada
por el coordinador del Cine-Forum (José Ignacio Fernández del Castro); para,
tras la proyección, desarrollar un pequeño coloquio. La sesión se celebrará en
el Salón de Actos (Planta Baja) con asistencia libre.
Resulta importante
señalar la necesidad de acudir puntualmente a la hora fijada, pues, para evitar
ruidos que interfieran la proyección, una vez iniciada la misma, se cerrarán
las puertas de acceso a la sala.
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