domingo, 15 de enero de 2012

.Para mejor homenajear a John Huston (Nevada, Missouri, 5 de agosto de 1906- Middletown, Rhode Island, 28 de agosto de 1987) en el vigésimo quinto aniversario de su muerte

Nada como revisar el imponente testamento fílmico elegido por la crítica española como la mejor película de los ochenta (Los Muertos / Dublineses -The Dead-, 1987), del que fuera uno de los directores (también guionista y actor) más geniales del cine estadounidense (aunque naturalizado irlandés), dejando tras de sí las huellas de numerosos clásicos de todos los géneros: El halcón maltés (The Maltese Falcon, 1941), Cayo Largo (Key Largo, 1948), El tesoro de Sierra Madre (The Treasure of the Sierra Madre, 1948), La jungla de asfalto (The Asphalt Jungle, 1950), La reina de África (The African Queen, 1951), Moulin Rouge (1952), La burla del diablo (Beat the Devil, 1954), Moby Dick (1956), El bárbaro y la geisha (The Barbarian and the Geisha, 1958), Vidas rebeldes (The Misfits, 1961), Freud, pasión secreta (Freud, 1962), La noche de la iguana (The Night of the Iguana, 1964), La Biblia (The Bible, 1966), Casino Royale (1967), Paseo por el amor y la muerte (A Walk with Love and Death, 1969), El hombre de Mackintosh (The Mackintosh Man, 1973). El hombre que pudo reinar (The Man Who Would Be King, 1975), Phobia (1980), Evasión o victoria (Escape to Victory, 1981), Bajo el volcán (Under the Volcano, 1984), o el El honor de los Prizzi (Prizzi's Honor, 1985).
Dublineses (Los muertos)
Título original: The Dead; Año: 1987; Países: Estados Unidos- Reino Unido- Irlanda: Duración: 83 minutos; Dirección: John Huston;  Guión: Tony Huston (basado en el relato homónimo de James Joyce); Música: Alex North; Fotografía: Fred Murphy; Intérpretación: Angelica Huston, Donald McCann, Helena Carroll, Cathleen Delany, Ingrid Craigie, Rachel Dowling, Dan O'Herlihy, Marie Kean, Donald Donnelly, Colm Meaney; Compañías Productoras: Channel 4, Delta Films, Liffey Films, Vestron Pictures, Zenith Entertainment; Color; Sonido Dolby.
Sinopsis crítica: En el día de la Epifanía de 1904 la fiesta de las señoritas Morkan es uno de los acontecimientos más célebres de Dublín,. Entre los invitados está el sobrino de las anfitrionas, Gabriel Conroy, marido a su vez de una de las mujeres más bellas de Irlanda, Gretta,. La noche se presenta maravillosa y los asistentes disfrutan de una espléndida velada mientras Gabriel, perdidamente enamorado esposa, contempla detenidamente a su esposa bajo el embrujo de una antigua canción de amor. De vuelta a casa, Gretta le confiesa que aquella canción ha despertado en ella el recuerdo de un amor de juventud, truncado por la muerte del amado. Nunca antes le había contado a su marido esta historia...
John Huston rodó ya en silla de ruedas y con máscara de oxígeno esta verdadera joya con una transparencia digna del soberbio relato de Joyce. Tan sincera como nostálgica, la cámara avanza en la narración hacia un final inesperado y conmovedor, mostrando todo el talento, la humildad y la capacidad para emocionarse y emocionar de uno de los más grandes maestros del séptimo arte... Y convierte la película en un verdadero soplo de clasicismo en las postrimerías de los ochenta, sin duda la peor década de la historia del cine hollywoodiense.
Muy recomendable también para purificar un poco el tufo de tantos políticos que parapetan los intereses, tan poco confesables como muy caprichosos, de sus decisiones más arbitrarias e insensatas tras los informes de bien pagados expertos.

Nacho Fernández del Castro, 15 de Enero de 2012

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