
El Centro Municipal Integrado de El Llano (c/ Río de Oro, 37-
Gijón), en la sesión del mes de Mayo-2019 (Lunes,
día 27, a las 19 horas) da continuidad a su Cine-Forum “Recuperando la Memoria Histórica ”,
siguiendo con la segunda parte del Ciclo “Filmábamos
ayer…: Francisco Rovira Beleta, Luís García Berlanga, Luís Buñuel, Jesús
Franco, Ricardo Franco, José María Gutiérrez Santos” (que seguirá haciendo una cala en lo mejor -y más
olvidado- del cine clásico español de grandes directores ya fallecidos)… Esta actividad, organizada en
colaboración con el Departamento de
Proyectos Culturales de la FMCEyUP del Ayuntamiento de
Gijón, continúa con la proyección de Pascual Duarte (España, 1976) de Ricardo FRANCO RUBIO
(Madrid, 24 de Mayo de 1949- 20 de Mayo de 1998)…
Primer largometraje
de ficción en sentido estricto
(tras la película experimental El
desastre de Annual [Un invierno sin futuro], 1970; un par de
cortometrajes, Gospel, 1969,
y El increíble aumento de la vida,
1974; y un documental televisivo, África
Occidental hoy, 1973) de un director sorprendente iniciado en el cine,
tras sus sucesivos y frustrados estudios de Derecho, Filosofía y Medicina, de
la mano de su tío, el inclasificable Jesús Franco… De carrera breve,
pausada e irregular en la gran pantalla
(con más presencia en las series de la pequeña), golpeada desde sus albores por
la censura franquista, encontraría ya, sin embargo, cierto reconocimiento del
público (no en España) y la crítica con
esta adaptación de la famosa novela La familia de Pascual Duarte (1942)
de Camilo José Cela que había supuesto el punto de partida del tremendismo…
En ella se nos narra la
historia del campesino y cazador furtivo
Pascual Duarte (José Luís Gómez) ,
reclutado a la fuerza para la Guerra del Rif (1911-1927) y que malvive en
su pobreza huraña, dominado por un sino silente y solitario de mala ventura. Como
tantos compatriotas rurales de esas brutales, míseras y lúgubres décadas primeras
del siglo XX, Pascual Duarte es el símbolo, uno entre muchos, de quienes,
incapaces incluso de expresar lo que piensan y sienten, han de recurrir a feroces
analogías con las bestias o a un uso manido del refranero popular, em muestra
tan irrefutable como recia de las insalvables diferencias socioculturales (y, claro,
económicas) que fragmentan la identidad colectiva de una tierra, dinamitando
cualquier atisbo de verdadera cohesión social entre los modos de vida que
determinan. Porque Pascual vivirá toda su vida, desde esa Extremadura rural,
preso de su carencia de habilidades sociales e inmerso en una violencia
estructural que acabará por ser parte del aire que respira hasta determinar cada
uno de sus actos y ser la única respuesta ante cada problema que la plantea la
vida. Pero la misma sociedad que lo proscribe y lo sitúa ante un abismo de (auto)destrucción
se mostratá muy diligente a la hora de juzgarle y darle la condición de víctima
propiciatoria… A la que sólo le cabe esperar un final trágico acorde al fatalismo
de su existencia.
La propuesta del productor Elías
Querejeta para adaptar la tremendista
novela de Cela, permitió a Ricardo Franco anticipar ya su mejor pulso (en
realidad, no lo recuperaría hasta bien entrados los años 90, primero con Después
de tantos años, 1994 -continuando la historia de la familia Panero
iniciada por Jaime Chávarri con El desencanto en 1976-, y, sobre
todo, con la propuesta que, ya enfermo y casi ciego, recibe del productor Pedro
Costa para rodar