El
Centro Municipal Integrado de El Llano
(c/ Río de Oro, 37- Gijón), en la sesión del mes de Diciembre-2015 (Lunes, día 14, a las
19 horas) de su Cine-Forum “Recuperando la Memoria
Histórica”, como cierre de la
tercera parte de su Ciclo “Saldando deudas del Foro” (que recogerá
películas de directores que, por distintos motivos, acumulan méritos para
figurar en la mejor historia del cine español y, sin embargo, no habían sido
todavía abordados en los doce años de existencia de este Cine-forum), presentará la obra El pico (1983), de Eloy Germán de la IGLESIA DIÉGEZ (Zarauz, Guipúzcoa, 1
de Enero de 1944- Madrid, 23 de Marzo de 2006)... Un director de carácter profundamente
provocador con voluntad de espejo
existencial en aras de la denuncia sociopolítica, que acabaría dando a su
obra un sello muy personal, disidente y transgresor para rastrear, con notable desmaño estético (que, sin embargo,
dotaba de gran verosimilitud los sórdidos relatos), caminos de los mundos
marginales del lumpen (delincuencia,
violencia callejera, drogadicción, homosexualidad en los bajos y altos fondos,
prostitución…) por los que habían transitado directores tan eminentes, y
también controvertidos, como Pier Paolo Pasolini o Rainer Werner Fassbinder, y
en los que acabaría asentando sus reales el primer Pedro Almodóvar. Pero a esa
desmañada voluntad de retrato de un mundo
en una época (es, sin duda, Eloy de la Iglesia el mejor cronista de la transición a la democracia en España), añadía
también casticismo y violencia esencial en los contenidos y las
formas, convirtiéndose en el paladín (en una línea sociológicamente mucho más radical
que su colega barcelonés José Antonio de la Loma) del llamado cine quinqui, con el que conmocionó la España
de una década (desde 1976, Los
placeres ocultos, hasta 1987, La estanquera de Vallecas) a base de propuestas tan
tremendistas como taquilleras que la crítica más exquisita consideraba
verdaderas “groserías fílmicas” y obligaban a torce el gesto al la
audiencia más biempensante… Un enfoque que nos sitúa aquí, precisamente en lo que muchos
consideraron “el final de la transición
política (tras el ascenso del Partido
Socialista Obrero Español de Felipe González al poder en las elecciones del 28 de octubre de 1982,
con el 48’11% de los votos), ante las cuitas de Paco (José Luís Manzano) y Urko (Javier
García), dos chavales de diecisiete años en el Bilbao de los primeros años
ochenta. Paco es hijo de un Comandante
de la Guardia Civil, Evaristo Torrecuadrada (José
Manuel Cervino), que, tras enviudar recientemente, ha sobrevivido a un
atentado; Urko es hijo del diputado abertzale Martín Aramendia (Luís Iriondo)…
Pero ambos, educados y presionados para seguir la tradición y visión del mundo de
sus respectivos progenitores, se hacen amigos y comienzan, casi como quien no
quiere la cosa, a compartir drogas; y llegan a la heroína y al pequeño tráfico
para financiar su propio consumo. Hasta que "El
Cojo" (Ovidi Montllor), el principal distribuidor de Bilbao, les presiona
y amenaza para que entren en su red… Así que Paco, descubierta su adicción y sus amistades por su padre (cuando éste esperaba que ingresase en la Academia
Militar), huye de casa llevando el arma reglamentaria paterna. Y, mientras el
Comandante Torrecuadrada busca a su hijo con todos sus hombres y desesperado
acude incluso al padre de Urko para moverse por un mundo que desconoce, los
adolescentes toman una desesperada “solución asesina” para “garantizar sus
suministros”.
Ejemplo
eminente de cine quinqui made en Eloy de
la Iglesia, El pico es un retrato valiente de una España casi subterránea
en un tiempo en que narrar la sordidez empezaba a no ser “políticamente
correcto” ante la esperanza de cambios que abría el ascenso del socialismo al
poder… Narrada con ritmo vertiginoso y
más que meritorio uso del lenguaje cinematográfico, numerosos y muy diversos sucesos
se acumulan y entrecruzan en tan corto espacio de tiempo que apenas permite detenerse
mínimamente en ellos: la mezcla de drogadicción, tráfico de estupefacientes,
violencia callejera, homosexualidad, nacionalismo, terrorismo, tradicionalismo
militarista,… acaba por tornarse popurrí valiente, sí, pero confuso en su
torrencialidad destemplada que apenas encuentra remanso en algunos momentos
especialmente emotivos. Como venía sucediendo desde hacía más de un lustro con
el cine de su director, ante tan airado (y un tanto desgarbado) documento
histórico la crítica más selecta despreció un producto que fue bien acogido por
un público ávido de verdad, más allá de los inicios del “imperio de los
biempensantes”, obteniendo incluso algún premio internacional como el de Mejor
Actor (Luís Iriondo) en el Festival de Cinema et Culture Espagnols de
Bordeaux – Fecceb 1984.
Como siempre, se
proporcionará a las personas participantes documentación sobre la obra proyectada (Ficha técnica y artística, carteles, biografía del director,
sinopsis, y comentarios histórico, ético-político y cinematográfico) realizada
por el coordinador del Cine-Forum (José Ignacio Fernández del Castro); para,
tras la proyección, desarrollar un pequeño coloquio. La sesión se celebrará en
el Salón de Actos (Planta Baja) con asistencia libre.
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