El
Centro Municipal Integrado de El Llano (c/ Río de Oro, 37- Gijón), en la
sesión del mes de Septiembre-2015 (Lunes, día 28, a las 19 horas) de su Cine-Forum “Recuperando
la Memoria Histórica”, como arranque de la
tercera parte de su Ciclo “Saldando deudas del
Foro” (que recogerá películas de directores que, por distintos
motivos, acumulan méritos para figurar en la mejor historia del cine español y,
sim embargo, no habían sido todavía abordados en los doce años de existencia de
este Cine-forum), presentará la obra Los Tarantos (1963), de
Francesc ROVIRA i BELETA (Barcelona, 25 de
Septiembre de 1912- 23 de Junio de 1999)... Quien fuera uno de los cineastas
es de mayor proyección internacional en los años sesenta del pasado siglo (siendo,
por ejemplo, el primer director español en repetir, 1963 y 1967, nominación al Oscar a la Mejor Película de Habla No
Inglesa) encuentra hoy su relevante obra injustamente arrinconada en el
desván del olvido (o, incluso, cuando aborda temas vinculados al folclore, a
espacios televisivos como Cine de barrio)... Así que es hora de
reconocerla y reivindicarla para público conocimiento. Porque en la película
que nos ocupa hablará de los ambientes flamencos y gitanos de la Barcelona de
los sesenta, sí, pero lo hará, para
decirlo con las palabras
del efímero Director General de Cine de aquel momento, José María García Escudero, “pretendiendo dar una imagen del tipismo
español sin recurrir a la España de la pandereta”. Y es que estamos ante
una destacable adaptación de la obra teatral de Alfredo Mañas La
historia de los Tarantos (1962), que reubicaba el Romeo
y Julieta shakespeareano en ese tiempo y contexto... Se nos
habla, pues, del infausto enamoramiento de una pareja de jóvenes, Juana la Zoronga (Sara Lezana) y Rafael el Taranto (Daniel Martín), pertenecientes a dos familias gitanas atávicamente
enfrentadas en el barrio barcelonés del Somorrostro, territorio hoy
desaparecido de gitanos y pescadores. Allí, entre las chabolas típicas de las
periferias urbanas del franquismo, rivalizan los Tarantos y los Zorongos
y, cuando, después de conocerse en una boda y una noche de amor, Juana y Rafael
descubren aterrados su pertenencia a los clanes irreconciliables todo parece
conducir al desgarro y la desesperación de un recrudecimiento de la violencia,
porque la madre de Rafael, Angustias (Carmen
Amaya), parece estar dispuesta a transigir, deslumbrada por los bailes de Juana, pero el padre de ésta, Rosendo (Antonio Prieto), no quiere ni
oír hablar de enlaces... Aún así, como
dicen los jóvenes amantes, “debe de haber un lugar en el
mundo ‘pa’ nosotros, donde se pueda vivir sin odios;(…) no podrán impedirlo, no
podrán separar nuestra sangre”. ¿O sí?.
Rodada en buena medida en
localizaciones auténticas (donde había nacido la propia Carmen Amaya) y con
intérpretes no profesionales, podemos considerar que Los Tarantos se acerca al
documental, al cinéma vérité o
al neorrealismo; pero la habilidad con la que su director inserta en la
propia acción los cantes y bailes (a fin de cuentas taranto y zorongo hacen
referencia a los palos del flamenco) la aproxima también al musical; del mismo modo que los códigos
no escritos de lectura entre líneas de los que la
omnipresente censura obligaba a participar al público de la época (junto a la
penetración sociológica y psicológica del guión) lo punen en la senda del cine social de denuncia; y la presencia
de una atmósfera sombría e introspectiva en la búsqueda de una catarsis vital
hace que algunos cinéfilos la hayan incluido entre las obras seminales de una
suerte de polar catalán...En todo
caso, el cine de Rovira Beleta se muestra incuestionablemente comprometido con
la realidad social catalana en el verismo de una propuesta totalmente ajena a
la pueril comercialidad de los tópicos folclóricos, para constituirse en fábula simbólica de pasión y
resentimiento contrariados en uno de los más sublimes retratos fílmicos del
mundo flamenco (que incluye escenas imperecederas en las que la mítica Carmen
Amaya aporta su último aliento a la gran pantalla, o la húmeda inspiración de
un jovencísimo Antonio Gades en su baile nocturno por las viejas y bellísimas
Ramblas) o un cautivador, nocturno e irrigado... Retrato de una pasión, pues,
lleno de afortunados matices gracias a un sensacional enfoque eestético y la excelente dirección de
intérpretes (aficionados o noveles en buena parte), combinó la buena acogida
del público con el reconocimiento de una parte de la crítica (la menos
ultramontana) que derivó en la nominación
para el Oscar 1964 de la Academia
de las Artes y las Ciencias Cinematográficas Estadounidense a la Mejor
Película en Lengua Extranjera; el Premio CEC 1964 del Círculo de Escritores Cinematográficos de
España a la Mejor Película; los Premios
a la Mejor
Actriz (Carmen Amaya) y Segunda Mejor Película 1963 para el Sindicato Nacional del Espectáculo de
España; o una Mención Especial en el VII
Festival Internacional de Cine de Mar del Plata (Argentina) 1964.
Como siempre, se
proporcionará a las personas participantes documentación sobre la obra
proyectada (Ficha técnica y artística, carteles, biografía del director,
sinopsis, y comentarios histórico, ético-político y cinematográfico) realizada
por el coordinador del Cine-Forum (José Ignacio Fernández del Castro); para,
tras la proyección, desarrollar un pequeño coloquio. La sesión se celebrará en
el Salón de Actos (Planta Baja) con asistencia libre.
Resulta importante
señalar la necesidad de acudir puntualmente a la hora fijada, pues, para evitar
ruidos que interfieran la proyección, una vez iniciada la misma, se cerrarán
las puertas de acceso a la sala.
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